El MDL ha demostrado sus beneficios para reducir emisiones de GEI, involucrando a las paises en vías de desarrollo en los esfuerzos para la mitigación de las consecuencias del cambio climático. El incremento sostenido en las transacciones de reducciones de emisiones certificadas bajo el MDL entre 2006, 2007 y 2008 es una clara evidencia de este fenómeno y de los beneficios de un mecanismo flexible para lograr la reducción de emisiones. Sin embargo, el funcionamiento del MDL hasta la fecha revela algunos talones de Aquiles, no menores, tanto desde lo práctico, como desde lo conceptual y filosófico. Los costos de transacción en un MDL tradicional son elevados y tienden a actuar como un desincentivo para amplios sectores, que justamente mas necesitan la transferencia de tecnología que pretende promover el MDL.
Los altos costos de validación, certificación y monitoreo, además de la pesada burocracia nacional e internacional involucrada en la preparación de un típico proyecto MDL, son barreras infranqueables para muchos proyectos interesantes desde una óptica ambiental. En este esquema quedan afuera muchos proyectos que podrían beneficiar a pequeños productores agropecuarios, planes de reforestación con beneficios adicionales en la conservación de biodiversidad, o cambios tecnológicos en los sectores energéticos o constructivos, que por su escala son impracticables.
Al incluir conjuntos de proyectos pequeños con similitudes en su concepción y diseño en consorcios conforme a un programa común, se distribuyen los costos fijos de validación entre los integrantes del consorcio, obteniendo así economías de escala y beneficios accesibles a muchos actores en escala pequeña. De acuerdo a un artículo reciente de Joelle Chassard, del Banco Mundial, los proyectos MDL programáticos pueden ofrecer una solución interesante para agrupar pequeños proyectos similares, como es el caso de la electrificación solar en Bangladesh, la captura de metano proveniente del estiércol en Brasil, o la calefacción solar en Sudafrica, todas iniciativas en trámite actual ante la Junta Ejecutiva del MDL. Para que estos proyectos progresen y se difundan, sin embargo, se requiere mayor claridad en las pautas establecidas por la Junta Ejecutiva hacia fines de 2007, luego de la COP de Montreal. (Ver “Environmental Finance, Noviembre 2008, pp.32 y 38).
Juan Rodrigo Walsh
