Concluye la COP mas reciente, en Polonia, y nuevamente se abren las polémicas sobre el futuro del régimen global para hacer frente al cambio climático, a la luz del acercamiento de los plazos en los cuales concluirá el primer período de compromiso para la reducción de emisiones.
Es indudable que el recambio de autoridades en los EE.UU. le dará nuevos aires a las negociaciones internacionales tras casi una década de reticencia norteamericana a involucrarse en el proceso de manera significativa. Esto augura bien para el proceso.
En otro orden de cosas, sin embargo, la crisis económica y financiera global arroja un manto de incertidumbre sobre el real compromiso de los países desarrollados y grandes países emergentes de adoptar cualquier tipo de medida que pudiera comprometer el mantenimiento de la actividad económica y el empleo.
Mas aún, hay un elemento, quizás poco analizado hasta ahora, que puede gravitar de manera decisiva en el futuro de las negociaciones por el cambio climático: el descreimiento y descrédito en que ha caído el mercado en general como instrumento para lograr objetivos de bien público, como es la calidad ambiental global. Quienes más han impulsado el MDL y otros esquemas de reducción o mitigación de emisiones GEI, han sido precisamente los agentes del sector financiero quienes hallaron en el sector ambiental, un campo fértil para desarrollar nuevos negocios, sea desde la consultoría financiera, la estructuración de inversiones o en el comercio de emisiones. Sin embargo, son precisamente estos sectores quienes se encuentran mas desprestigiados ante los decisores políticos y la opinión pública mundial y parece inevitable que el escepticismo que hoy existe respecto de las falencias del sistema financiero internacional, se traslade hacia el papel que tienen estos actores en la política ambiental.
A no dudarlo: es inevitable que si el “capitalismo salvaje” se encuentra en el banquillo de acusados por su responsabilidad en la crisis mundial, habrá un replanteo por parte de muchos respecto del papel que puede tener el sector financiero en la reducción de los impactos del cambio climático. ¿Por qué ha de ser más confiable un broker de CERs, si su lógica de negocios es la misma que animó los derrumbes en los fondos de cobertura? Muchos de los que instintivamente recelaban del protagonismo que logró el sector financiero en la política ambiental internacional, ven hoy reivindicado sus posiciones y actitudes instintivamente más a gusto con políticas de fuerte intervención pública y escaso lugar para quienes lucran con la intermediación financiera.
Juan Rodrigo Walsh
