En el campo legislativo, el activismo y persistencia de ONGs y ciudadanos preocupados por la pérdida de bosques nativos ha logrado su cometido en la sanción de la Ley de Presupuestos Mínimos para la Protección Ambiental de los Bosques Nativos. El trámite parlamentario de la norma ha sido harto azaroso, en una demostración elocuente de los desafíos que tenemos todos por delante. Como señalara Jorge Adamoli en uno de los últimos boletines de nuestro Estudio, la “Ley de Bosques” plantea un inmenso desafío cultural para nuestra idiosincrasia, en donde el concepto del ordenamiento del territorio suele ser una cuestión más bien retórica y declamativa.
Sin embargo, el avance de las fronteras agrícolas, fruto de la sostenida demanda mundial por nuestros productos agrícolas, es un hecho que requiere políticas de estado con mayúsculas. No solo se debe planificar la aptitud del suelo para los diferentes usos, armonizando la producción con la conservación de la naturaleza, sino, aún más difícil, se deberán diseñar mecanismos para que los esfuerzos que demande la conservación en beneficio de un objetivo de bien común, no recaigan únicamente en el propietario de la tierra. No es solamente una cuestión de equidad, sino una elemental búsqueda de practicidad y sentido común. La experiencia demuestra que la mejor manera de lograr resultados en política ambiental es mediante un equilibrado juego de obligaciones y de auto interés, para que los diferentes actores de la actividad humana confluyan en prácticas mejores para el entorno y el desarrollo sustentable. La utilización de recetas meramente conminatorias, respaldadas únicamente en prohibiciones legales ha demostrado a lo largo de los años su fracaso. Es hora de encarar otras soluciones y en este sentido, la Ley de Bosques pone en manos de las provincias una excelente herramienta para planificar su desarrollo, mediante el diseño de planes de ordenamiento territorial basados en sólidos argumentos científicos, racionalidad agro ecológica y plena participación de productores y comunidades locales. Hacemos votos para que los próximos pasos sean exitosos en la construcción de planes de ordenamiento que sirvan para un genuino desarrollo sustentable de la República Argentina. |
